Presentation
Diez años ya al frente de SEMINCI y todo como un suspiro por culpa y gracias a un festival de cine como este, cargado de historia y de prestigio y, por tanto, exigente. Cada día tenemos más claro que los festivales hemos acabado por ser (o estamos a punto de ser) el último escaparate, la última trinchera, para un cine que vive en constante evolución y sobresalto, aparentemente sin límites.
En ese mundo donde desaparecieron ya las ventanas de exhibición ante el empuje de la inmediatez, las plataformas de contenidos y la competencia salvaje con los grandes estudios, sobrevive un cine independiente, de autor. Un cine que no necesita grandes superproducciones de superhéroes, ni impactantes efectos especiales para sobrevivir. Y ello porque es un cine que se alimenta de la vida misma que nos rodea; un mundo bastante más real, donde hay más perdedores y héroes anónimos que triunfadores.
Donde abundan sentimientos, frustraciones y miserias que son comunes a muchos humanos. Solo ha cambiado la mirada y el lenguaje con que los autores nos cuentan las historias. Ese cine de autor, independiente, es lo que exhibimos los festivales de cine, la mayoría sin afán de lucro, como un resto de la cultura entendida como un servicio al ciudadano; es decir, un deber de los que mandan y un derecho inalienable de los ciudadanos.
Una rareza al fin. Y mientras siga existiendo un cine independiente y de autor seguirán existiendo los festivales, que nos estamos convirtiendo en espacios o islas donde todavía se puede ver un cine que nos emociona y nos hace reflexionar, divertirnos y aprender más sobre la vida y nosotros mismos. Un cine que a veces nos refleja hasta sorprendernos. Un tipo de cine inteligente, con inquietudes y ambición por innovar, sin trampas ni atajos fáciles. Un cine que, desgraciadamente, desaparece progresivamente de los medios de comunicación, los canales de televisión y ¡ay! de las salas de cine apabullado por superproducciones de acción y aventuras y también, claro, por el 'home cinema'.
Una vez más reclamamos el apoyo de las instituciones públicas y las entidades privadas, que dicen amar el cine y proteger la cultura, para que nos apoyen en la tarea de mantener vivo ese escaparate de un cine que es una forma de ver y entender al ser humano y la vida. Hay que luchar porque el cine independiente y de autor siga viéndose en salas de cine, con potente imagen de alta definición y sonido envolvente tal y como fue concebido en las mentes del guionista y director. Cine en estado puro como el que podrán ver en esta 62 SEMINCI con más de 230 películas programadas sobre un total de cerca de 2.000 vistas. Cine para todas las edades y exigencias. Barra libre y abierta para degustar cine gourmet 15 horas al día en 5 teatros, 6 salas y 1 auditorio, durante 8 largos e intensos días. ¡Que lo disfruten!
JAVIER ANGULO director de la Semana Internacional de cine de Valladolid